Hace algunos años se publicó un fanzine cuya autoría es de Paula Esteban (narración escrita) y Diego Burdío (narración visual). Es una de esas agradables sorpresas que uno se puede encontrar en las librerías especializadas, donde vamos a poder acceder a trabajos fuera del ámbito de distribución habitual. Este fanzine, que conserva el título de una publicación fanzinera de finales del S.XX, es un breve trabajo publicado por Asincrónica ediciones. Una obra muy sencilla con un aire claramente juvenil y además muy, pero que muy transmedia.

Todos sabemos que lo transmedia hace referencia a la unión entre distintos medios de comunicación de la sociedad. Esto es, distintas herramientas o distintos procesos tecnológicos relacionados con la comunicación que se dan cita en un mismo espacio discursivo. En monguis van a dar cita elementos relacionados con la televisión, tales como Netflix, el cine (utilizado a partir de la plataforma dicha) y los smartphones. El cine es utilizado como herramienta de transformación de la narración que va a utilizada como estrategia discursiva en sí misma. El fanzine se convertirá en película. Ello hace que el propio fanzine acabe trascendiendo sus propias páginas. A su vez, también vamos a encontrar el uso de los smartphones como otra herramienta discursiva.

Este carácter transmedia del del fanzine que del que estamos hablando se ha el elemento diferencial y más relevante de esta obra. Decimos esto, ya que Monguis es un trabajo sin pretensiones y sin profundidad. Es un trabajo realista y divertido, pero que solamente muestra la realidad cotidiana de una relación a distancia. Todo ello de un modo desenfadado y agradable. En este sentido, la obra es hija del momento social en el que estamos donde (de manera general) la ciudadanía desea obras agradables y poco críticas.

La obra muestra levemente los posibles efectos negativos de la distancia para, a partir de ahí, centrarse a cómo los protagonistas sortean las dificultades. En este proceso, las tecnologías actuales tienen una gran importancia y ayudan a que la pareja siga adelante. En la historia veremos como la tecnología vehiculiza la sexualidad, la gestión emocional, la cercanía, etc. En este sentido, el trabajo es claramente tecnofílico.

Por otro lado, los autores, además, utilizan una mezcla de la influencia del manga del cómic japonés con el cómic más típicamente europeo. Una vez más se nota ese poso posmoderno relacionado con el eclecticismo y la integración de referentes. Otra seña de identidad del mundo social actual. Estas influencias se perciben, fundamentalmente, en la narración visual, aunque también lo insinúa la escrita.

La narración visual está caracterizada por el uso de tonalidades homogéneas, grisáceas, en las que no hay unas viñetas estructuradas. Cada página se va a ir utilizando en función de lo que los autores quieren. Ello hace que el cómic vaya cambiando su ritmo y manteniendo ese espíritu posmoderno a través de una narrativa fragmentaria. La caracterización de los personajes es fundamentalmente cómica y divertida, combinada con páginas más dulces y redondeadas (en la conformación de los personajes).

Por Xiana Martín