En la actualidad hay un concepto importante en ciencias sociales sobre el que se ha trabajado mucho y que se utiliza para explicar algunos aspectos de la realidad social en la que estamos. Nos referimos al término de reflexividad. Como habrás podido imaginar viene de la palabra reflexión y ésta del latín reflexio que significa volver atrás. ¿Curioso? No tanto, veamos por qué.

La reflexividad viene a decirnos que las personas, las instituciones y los grupos sociales suelen pensar sobre lo que realizan, han hecho o van a llevar a cabo. Es decir, este mecanismo mental consiste en darle una vuelta a las cosas, volver atrás y repensar las cosas. Por lo tanto, la reflexividad -al final y al cabo- no es otra cosa que reflexionar sobre las actividades y las consecuencias de las mismas. Por supuesto, también podemos reflexionar sobre una abstracción (la sociedad en general, por ejemplo) o sobre la política. Este último mecanismo es frecuente en el ámbito de lo cultural.

Pues bien, el cómic underground suele tener presente este mecanismo y lo materializa con frecuencia. La razón fundamental es que es uno de los sectores del cómic con mayor carácter social y reivindicativo. Por eso, los creadores hacen uso constantemente de este recurso como elemento interno de la narración. Así mismo, esta reflexividad puede llevar aparejado un planteamiento de alternativas a la realidad circundante. Alternativas que no tienen que ser utópicas o distópicas, también pueden ser surrealistas e irracionales. Algunos ejemplos interesantes de esto último los encontramos en Succión de Dave Cooper (La Cúpula), en Agujero negro de Charles Burns (La Cúpula) en Sapo Aspen de Javier Trugeda (Unbrained Cómics), Old Star de Jota García (Unbrained Cómics) o Dog Biscuits de Alex Graham (Fulgencio Pimentel). El mecanismo de reflexividad en estos casos es la de dejar volar la mente para plantear cualquier posible opción por irreal que resulte.

Otro mecanismo es el del realismo. La crudeza y la narración expositiva de una dura situación humana, sin duda alguna, puede hacer reflexionar directa o indirectamente sobre lo que sucede. En este caso no hay un planteamiento alternativo, sino que estamos ante un muestrario de realidades sociales. La opción de generar alternativas quedará en manos del lector, por lo tanto. Ejemplos de ello los tenemos en Asunción el televisor de Fum (Pepitas), El perro de la vecina de Sébastien Lumineau (Fulgencio Pimentel), Bukowski Schultheiss de Bukowski y Schultheiss (La Cúpula), Chartwell Manor de Glenn Head (La Cúpula) o Kent State de Derf Backderf (Astiberri).

Esto convierte al cómic underground en uno de los más interesantes y con mayor posibilidades interpretativas.