Sus obras más personales logran que comprendamos el modo en que la violencia estructura lo social.
La historia de la humanidad tiene los pies manchados de sangre. Las guerras se han ido sucediendo, una tras otra, provocando muertes y desgracias. Como es evidente estos sucesos están asentados en percepciones humanas y en concepciones sociales. De ahí que un determinado acto, si es interpretado de manera negativa, puede generar agresividad e incluso violencia.
Sabemos, por numerosos estudios neurológicos, que la agresividad es un elemento esencial para la humanidad. Gracias a ella, las personas y los demás animales, pueden satisfacer sus necesidades en situación de conflicto o necesidad. Ahora bien, la violencia se entiende que está relacionada con comportamientos humanos que están alejados de fenómenos de carácter adaptativos. Ahora bien, tanto la agresividad como la violencia pueden ser, por lo menos en parte, parte de un proceso de adaptación al entorno.
Agresividad y violencia, evidentemente, mantienen cierta relación entre ellas. Ambas son fenómenos complejos y generar acciones también complejas. En ellas intervienen elementos biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Por esta razón, estos fenómenos, que se mueven entre lo individual y lo colectivo, son fundamentales para estructurar nuestro entorno y, además, acaban condicionando, también, a nuestro comportamiento.
Me pregunto si todo este breve resumen de la violencia y la agresividad humana, es lo que ha conducido a Jason Aaron ha crear una carrera tan interesante en el mundo del cómic. Una buena parte de nosotros, sino la mayoría, tenemos claro que la violencia ha sido parte esencial del noveno arte. Los cómics de superhéroes, los cómics de aventuras, de terror e, incluso, algunos intimistas, han transitado por los vericuetos de la violencia o de la agresividad. Ahora bien, la manera en que Aaron conforma el mundo a través de la violencia tiene un carácter propio y personal.
La narración de la violencia presenta numerosos matices. En sus obras vemos la violencia como mecanismo de defensa, de diversión, de lucha, de relación e, incluso, de afecto. Si, has oído bien. Aaron muestra el afecto, el cariño entre personaje a través de procesos violentos. Sin ninguna duda es uno de los mejores exponentes de este tipo de trabajos y nos muestra como la sociedad estadounidense está estructurada gracias a los hilos de lo violento.
De hecho, en Scalped (ECC-Vértigo) nos muestra la problemática de la sociedad estadounidense ambientada en Dakota del Sur y en el marco de una reserva de indígenas norteamericanos. En esta obra, magistral y repleta de detalles, Aaron se adentra en la conflictividad existente o latente. En este trabajo el elemento sociohistórico tiene un papel destacado y causal en la narración
Otra obra, más interesante si cabe, es Paletos cabrones (Planeta) que ha recibido el premio Eisner y que nos muestra elementos de la sociedad sureña estadounidense. En este caso, el marco es un condado de Alabama y cuenta como se conforma la realidad social de éste a través de la violencia, el miedo y el poder. En esta obra Aaron se queda en el presente, no le preocupa los imaginarios previos, aunque se adentra (como en otras ocasiones) en los aspectos personales y psicológicos.
Por último, queremos mencionar a La herencia de la ira (Panini) donde, esta vez, se adentra en los mecanismos de transmisión de la violencia. Esta historia está estructurada con menos profundidad, aunque emplea un elemento de gran interés la herencia. Estos mecanismos de transmisión de información, como sabemos, no sólo se restringe a lo genético, también existe una herencia cultural, social e incluso una herencia relacionada con el entorno. Aaron juega con esta idea y plantea una historia más centrada en el futuro que en el presente o el pasado.
Jason Aaron, en definitiva, se está convirtiendo en uno de los grandes de los cómics violentos. Sus obras son creíbles y realistas. Huye de aspavientos y planteamientos efectistas optando por un planteamiento crudo y verosímil. Quizás alguno pueda pensar que esto hace que su trabajo pierda capacidad de impacto, puede ser. Ahora bien, considero que este creador busca otras cosas en sus trabajos, para impactar ya tiene sus trabajos para la industria del cómic.
Por Juan R. Coca
LA REVISTA DE CÓMIC 