Portada del integral (La Cúpula-Underbrain)

Recientemente hemos tenido la oportunidad de escuchar una conferencia de Martín López Lam sobre el fanzine y los aspectos inmateriales relacionados con él. Su conferencia nos ha resonado al volver a leer Paranoiland, un fanzine en el que se dan cita autores tales como Bouman, Fran Fernández, Joaquín Guirao, Miguel Martínez, Nacho García entre otros. Como muchos de vosotros sabréis esta compilación ha sido publicada por Underbrain y La Cúpula, y fue galardonada con el premio al mejor fanzine del Salón del Cómic de Barcelona en el año 2017.

Martín López, creador y editor, plantea que el fanzine “es una ética”, un modo de enfrentarse a la realidad. En este sentido, además, la cultura fanzinera y underground es una reminiscencia de la vanguardia de antaño. Ello es fruto de su aire reivindicativo y de su modo de plantear una realidad alternativa. En este sentido, nos indica López, es necesario diferenciar dos aspectos a la hora de analizar un fanzine: el espacio y el lugar. Martín piensa más en el proceso de creación que en lo que nos llega como lectores. De ahí que afirma que el fanzine es el producto de un tiempo pasado.

Página interior

Sin ninguna duda Paranoiland es un trabajo colectivo que se asienta en todo lo que acabamos de indicar. Por supuesto también es un producto realizado en un determinado momento que trasciende el pasado gracias a su distribución y producción. Ahora bien, para López, el valor no es tanto el objeto en sí como el proceso vivido. Su planteamiento es claramente existencialista. De ahí que afirma que el objeto que vamos a tener ante nosotros es la documentación de lo que ha sucedió en aquel proceso terminado y pasado. El fanzine es, por tanto, el rostro de aquel encuentro.

Estas disertaciones teóricas tienen cierto sentido al ver las historias que encontramos en esta compilación. De un modo u otro son historias que tienen algo en común y que nos van a hacer reflexionar. Esto es, no son historias vacías que buscar la risa o la mera diversión. Son narraciones que nos van a alterar. De ahí que a todo lo que nos indicaba Martín López Lam también podríamos sumar que el producto final, además de ser algo que documenta el encuentro, también puede generar cierto encuentro en función de la historia.

Por esta razón, un fanzine también es un producto cultural que puede transformar elementos de un determinado futuro. Puede tener peso histórico e impacto social. En este sentido, un fanzine como Paranoidland es más que un cómic gamberro es un trabajo con capas de significación que terminarán buscando su hueco en las mentes de aquellos lectores que se adentren en sus páginas. Además de todo esto, también podremos disfrutar de una narración visual cambiante y sugerente.

Por Juan R. Coca